miércoles, 10 de octubre de 2007

UNA DE LEYENDAS

Ella era hija de una pareja rica en bienes pero pobre en sentimientos. Tenía todo lo que podía desear, toda clase de caprichos, pero le faltaba algo muy importante; el amor de sus padres.

Para su edad era una niña muy responsable y ellos sabían que la podían dejar sola sin problemas, por lo que muchas noches después de arroparla y desearle buenas noches se iban de copas.

Ella se abrazaba a su muñeca y se dormía un poco triste.

Su mejor amiguita llegó un día a su casa exaltada y alegre, sus papas le habían regalado un cachorrillo de perro. Ella siempre había querido un perro pero nunca se había atrevido a pedírselo a sus padres. Después de ver al de su amiguita y jugar con él toda la tarde decidió que quería uno y esa misma noche mientras sus padres la arropaban hizo su petición. Ellos se miraron y le dijeron que lo pensarían ya que un cachorro era una gran responsabilidad.

Con el paso de algunos años el perro se convirtió en compañero inseparable de la niña. Lo pasaban muy bien juntos y ella lo quería como si fuese su hermanito. Cuando sus padres salían alguna noche el perro se metía debajo de la cama y dormía allí hasta que éstos volvían. A ellos no les parecía mal que el perro durmiese allí mientras ellos no estaban ya que en caso de que alguien tuviese la mala idea de entrar en la casa sería recibido como se merece un intruso.

Esa noche sus padres se despidieron de ella como solía ocurrir cada vez que salían. Ella no tardó en dormirse.

Durante la noche un golpe seco la despertó.

Escuchó atenta y unos leves rasguños parecían llegar desde el pasillo, estaba a punto de levantarse cuando oyó unos golpes secos en la escalera, lentos y rítmicos, como si algo bajase golpeando en cada escalón. Sudaba asustada y no sabía que hacer. Pasados unos eternos minutos de silencio bajó temerosa la mano y notó el cálido y cariñoso lamido de su perro, lo que la calmó. Si su perro estaba allí nada malo podía pasar.


Pocos minutos después volvía a estar plácidamente dormida.

La mañana siguiente era soleada y ella despertó sin recordar lo ocurrido la noche anterior. Miró distraída a su alrededor y vio algo extraño en el espejo del tocador, parecía que había algo escrito. Se acercó y en letras rojas leyó:

NO SOLO LOS PERROS LAMEN

Salió corriendo en busca de sus padres pero al atravesar el umbral de su puerta tropezó y cayó al suelo. Allí había una masa deforme de vísceras, dientes y pelo que ella reconoció como su perro. Lo habían descuartizado y dejado en la puerta de su habitación.

La policía confirmó que las letras habían sido escritas con sangre y que el perro llevaba varias horas muerto. La niña solo hacía que preguntar a sus padres que lamió su mano aquella noche, con el tiempo acabó enloqueciendo.

No se logró averiguar quién o que había entrado en la casa aquella noche y mucho menos por donde.

12 comentarios:

Nosotras mismas dijo...

Hoy, solo puedo saludar.

Besos.

Lula dijo...

Jopeta!!!

Que mal rollo me ha dado ahora mismo

brrrffffff

Nosotras mismas dijo...

Hola,

Tienes un premio porque fuiste la primera persona en comentar "INRI"

Gracias y enhorabuena.

Besos.

Anónimo dijo...

Conozco quien pudo haber sido, y si se comió una parte otro.

Lula dijo...

AAAAAAAAAAGGGGGGGGGGGHHHHHHHHHHHH

S dijo...

Esto.... ¡guau!

PENELOPE dijo...

fue el gato mutante

la nena dijo...

Este es mi primer comentario sin leer el post.
Solo he visto las letras en rojo y el dibujito de marras....
Mi imaginación hará el resto

Burnout. dijo...

Acojonante foto, Celofán. Magnifico relato. Pero ten cuidado nu vayas a tener problemillas esta noche... Que a veces hay cosas que es mejor no mentar ni en broma.
Un saludo.

Meg dijo...

Por suerte o por desgracia paso el puente sola en mi casa, sin padres ni hermana. Me vas a obligar a dormir con el cuchillo carnicero debajo de la almohada, a atrancar todas las puertas de todas las habitaciones de la casa y a revisar todos los armarios y bajos de las camas. Cabrito.

FRAN dijo...

Sería Ricky Martin que se cansó de esperar dentro del armario mientras la niña se lo hacía con el perro.

Anónimo dijo...

mecachis... me he cagao...ya se, el perro se estaba haciendo el muerto y desparramó sus vísceras para mosquear, no?