SERGIO, JEAN-PAUL GAULTIER Y LAS DIOSAS DEL OLIMPO ( II )

Me volví con J-Vol y pocos segundos después se acercaron hacia nosotros dos chicas morenas de pelo largo y ondulado que nos cogieron desprevenidos y por las manos.

Me encontré sin darme cuenta bailando con una morena guapísima mientras J-Vol lo hacía con la que era un poco más alta que la que estaba conmigo. Le pregunté a la chica que de donde era ya que por sus facciones se me antojaba de origen turco o griego, a lo que ella me contestó en inglés que no hablaba castellano ( creo que es una de las pocas cosas que entiendo en inglés ).

En un tiempo muerto J-Vol ( que domina algo la lengua de Shakespeare ) me comentó que las chicas eran hermanas y holandesas. Enseguida volvieron a agarrarse a nosotros y nosotros a ellas, nos hicimos unas fotos ( luego le dije a J-Vol que teníamos que comprarnos un móvil con cámara, ya que podríamos haber ilustrado esta historia con fotos de esas dos bellezas junto a dos panolis como nosotros, o mejor dicho como yo, a J-Vol ya no le corresponde ese adjetivo ) y seguimos bailando hasta que llegó la hora de irse.

Ellas se marcharon, J-Vol y yo nos miramos con cara de felicidad y decidimos largarnos, las chicas eran acosadas por todo bicho viviente y heterosexual del local, por lo que no creímos conveniente abusar de nuestra suerte. Al salir nos las encontramos sentadas y una de ellas llevaba los zapatos en las manos. Les dimos dos besos y se despidieron de nosotros con un “hasta luego” con acento que me encantó, como ellas.

Comentar de pasada que coincidimos con un par de chicas que se nos presentaron hace un año en el mismo local, pero a la velocidad vertiginosa que adquirieron los acontecimientos no me apeteció reemprender el hilo argumental de esa historia.

En otro orden de cosas comunicar al respetable que las dos chicas que conocimos AQUELLA noche llamaron esta semana pasada a J-Vol para invitarnos a cenar a casa de una de ellas junto a un par de amigas suyas y un amigo. Lástima que no va a poder ser ya que J-Vol trabaja esa noche y yo salgo muy tarde como para ir hasta Barcelona a cenar.

Pero hemos pospuesto el encuentro para otra ocasión.

El verano está siendo movidito.

Por cierto, mejor larguerazos que autogoles.