jueves, 30 de noviembre de 2006

LAS AGUJAS

Las agujas y yo nunca nos hemos llevado bien, y siempre que he tenido que hacerme un análisis de sangre o algo parecido las he pasado canutas, yo y todos los que estaban a mi alrededor.

Mi primera experiencia digna de mención fue cuando estaba ingresado en el hospital para una operación de radio ( me refiero al hueso del antebrazo ) y una noche sin previo aviso aparece una chica a ponerme el suero.

Di por sentado que era enfermera ya que llevaba la bata y zuecos blancos de rigor, pero cuando acabó la carnicería dudé de su valía como profesional de la sanidad.

La chica empezó clavando la aguja un poco más arriba de la muñeca del brazo sano y acabó justo donde el antebrazo pierde su nombre, con un total de cinco pinchazos. Si hubiera sido torera la hubieran corrido a almohadillazos.

Tuvo que irse a buscar al enfermero o médico de guardia ( no se lo que era ni me importa ) que con un solo pinchazo solucionó el tema.

La chica me pidió perdón mil veces, y me dijo que seguro que me acordaría de toda su familia, yo le dije que no, que no se preocupara, pero lo cierto es que esperé que todos los que no estuvieran muertos ya no tardaran en hacerlo, y si podía ser una muerte lenta y dolorosa, mejor.

La otra vez que recuerdo especialmente fue en un análisis rutinario de esos que se hacen en el trabajo. La mujer ( no me atrevo a llamarla enfermera ) me pincho y al cabo de un segundo dijo que la vena había desaparecido ¿? , por lo que decidió pincharme en el otro brazo, la vena parecía más dispuesta y no hubo tantos problemas, me puso dos algodones ( uno en cada brazo ) y me dijo que cuando llegara a la calle ya me los podía quitar.

Lo hice, y al cabo de dos segundos parecía un estigmatizado preparándome para una sesión matinal de milagros. Tuve que volver a entrar y pedir un par de tiritas.

El post ha quedado más largo de lo habitual en mí, pero que le vamos a hacer.


Yo pidiendo el libro de reclamaciones.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Del día de los estigmas me acuerdo, me duele la boca de reirme todavía

Anónimo dijo...

Será sin sangre, pero has salido guapote.... jejejeje

J-vol dijo...

Tines unas mierdas de venas, quemadas de tanto esteroide y anabolizante...

Paba dijo...

No he podido leer este post, cuñado, yo siento la misma aversión hacia las agujas. Besos.

Lara dijo...

Jeje... En un comentario en mi blog ya dijiste que algún día harías un post con esto. ¡Pobrecito!!! A mí antes me pasaba igual, pero por desgracia, me he tenido que acostumbrar, y te acostumbras, te lo digo yo. A veces la cuestión es no ponerse nervioso, sé que es difícil, pero funciona.

Susana dijo...

uff a mi me salen unos moratones...q dolor , oye q cruel tu hermanito riendose aun del estigma jajajaj besos su

General Fórceps dijo...

Pídele consejos al Vaquilla la próxima vez que se os aparezca.

Bacarola dijo...

Buah...yo tengo auténtico PÁNICO a las agujas. Sólo de pensarlo me dan escalofríos...
Uhhh...

Col.George Taylor dijo...

ENtonces la heroina?La fumas o la esnifas?