Ese es el porcentaje de personas que actuamos de la siguiente manera al comprar algún alimento envasado del cual se vea el contenido. Pondremos por ejemplo unas hamburguesas:
1. Nos cercioramos de que son las que queremos, cogemos el envase de encima y hacemos las comprobaciones que creemos pertinentes.
2. Una vez hemos decidido que nos las vamos a llevar nunca nos quedamos con la que tenemos en la mano, buscamos debajo. Cuanto más al fondo mejor.
3. Dudamos entre dos o tres envases. Nos decidimos por uno sin saber exactamente la razón y nos lo llevamos. Si no hay ningún empleado cerca lo dejamos todo de cualquier manera, si lo hay lo ordenamos de la mejor y más rápida manera posible. Pero sin demasiados remilgos, que para eso cobran.
4. Cuando nos hemos alejado unos metros miramos el envase y decidimos que hay algo en él que no nos gusta. Volvemos atrás y lo cambiamos por otro, repitiendo los pasos 2 y 3.
5. Cuando ya estamos plenamente satisfechos nos vamos. Pero si vemos que hay un empleado reponiendo género echamos un ojo por si hay hamburguesas como las que llevamos en la mano. En caso de ser así procedemos a cambiarlas olvidándonos totalmente del arduo proceso de selección que hemos llevado a cabo anteriormente para elegirlas.
La mayoría de nosotros nos reconoceremos en alguno o todos los puntos, aunque siempre hay excepciones.
Una clara excepción.1. Nos cercioramos de que son las que queremos, cogemos el envase de encima y hacemos las comprobaciones que creemos pertinentes.
2. Una vez hemos decidido que nos las vamos a llevar nunca nos quedamos con la que tenemos en la mano, buscamos debajo. Cuanto más al fondo mejor.
3. Dudamos entre dos o tres envases. Nos decidimos por uno sin saber exactamente la razón y nos lo llevamos. Si no hay ningún empleado cerca lo dejamos todo de cualquier manera, si lo hay lo ordenamos de la mejor y más rápida manera posible. Pero sin demasiados remilgos, que para eso cobran.
4. Cuando nos hemos alejado unos metros miramos el envase y decidimos que hay algo en él que no nos gusta. Volvemos atrás y lo cambiamos por otro, repitiendo los pasos 2 y 3.
5. Cuando ya estamos plenamente satisfechos nos vamos. Pero si vemos que hay un empleado reponiendo género echamos un ojo por si hay hamburguesas como las que llevamos en la mano. En caso de ser así procedemos a cambiarlas olvidándonos totalmente del arduo proceso de selección que hemos llevado a cabo anteriormente para elegirlas.
La mayoría de nosotros nos reconoceremos en alguno o todos los puntos, aunque siempre hay excepciones.
4 comentarios:
Me reconozco en el punto 2. Encima siempre está lo peor.
Todo el mundo sabe que en el carrefour, el eroski y el continente, el pan de molde con la fecha más lejana de caducidad se pone debajo del que la tiene más cercana, por eso cogemos el de abajo.
Por lo demás, en las demás cosas, yo no rebusco, cojo un paquete (de lo que sea), miro por si está roto y si no, lo echo al carro.
Lo acabo de hacer con un libro. A estas alturas de la vida es la única manera de tener algo "virgen" , (sin que sea delito), en mis manos.
Que entrada mas cachonda jeje veo que sigues en tu línea. Sigue así.
Saludos!
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