UNA VEZ FUI NEGRO

Leyendo el blog de Vainilla y su hilarante aventura con el bronceado he recordado un verano en el que me volví negro.

Realmente me miraba al espejo y no me reconocía, menos las palmas de las manos, las plantas de los pies y lo que tapaba el bañador, el resto del cuerpo era del mismo color que el sobaco de Kunta Kinte .

Fueron unas vacaciones memorables, playas de arena blanca, palmeras, agua verde y cristalina, bancos de peces pasando a nuestro lado mientras jugábamos a las palas dentro del agua…

Incluso había tiburones, pero de eso no fuimos conscientes hasta que vimos que toda la gente se bañaba en unas zonas que estaban protegidas por redes. Nosotros lo primero que hacíamos era pillarnos la hamaca y alejarnos unos cientos de metros hasta que no había nadie a nuestro alrededor. Lo inconscientes que llegamos a ser, por suerte ninguno ( tiburón ) se acercó a nosotros.

Ese lugar era Paradise Island, al norte de Nassau, en la isla de New Providence que pertenece al archipiélago de las Bahamas, donde tuve la suerte de veranear hace ya unos diez años junto a unos amigos.

Hasta el momento han sido las mejores playas que he visto en mi vida, las más paradisíacas sin duda alguna, seguidas de cerca por las de Punta Cana.