YO SOY LA VANE

Hace unos días nos sentamos a desayunar en el bar y la Vane empieza el café con leche diciendo que lo ha dejado con el Yoni.

No hace falta preguntar nada más, ella se lanza como si el bar fuera el plató de “ El diario de Patricia ”, todos escuchan, y yo lo hago mientras leo un reportaje muy interesante sobre la esquizofrenia y los trastornos bipolares en la Vanguardia.

Resulta que la Vane y el Yoni se habían comprado un piso a medias y se iban a casar el próximo mes de Mayo, tenían una cuenta a medias, eran felices y comían perdices, o no, al parecer el Yoni en lugar de comer perdices se las metía por la nariz.

La Vane dice que Yoni lo estaba dejando, pero la cuenta bancaria está bajo mínimos cuando tendría que haber suficiente dinero para comprar los muebles del piso, y ella no ha tocado ni un euro, y es que la droga es lo que tiene.



Y lo que la decidió a dejarlo definitivamente fue curiosamente una boda que se celebró el fin de semana. Después de que los novios tuvieran el detalle de regalarles los muñecos de la tarta ( buen presagio ), el Yoni no acababa de pasárselo bien, necesitaba algo más que el alcohol para ser el de siempre, por lo que se metió en el coche cabreado ya que nadie llevaba material.

La Vane siguió bailando y riendo con sus amigos en el baile, el Yoni bajó del coche y le preguntó si se lo pasaba mejor con sus amigos que con él, y ella lo mando a la mierda.

Jura y perjura que no volverá con él, ya lo veremos.