viernes, 9 de diciembre de 2005

VISITANDO A MORFEO


Primero una buena ducha con agua muy caliente, da igual que sea verano o invierno. Nada de pijama, con una camiseta basta, si hace mucho frío prefiero echar una manta más en la cama antes que ponerme un pijama. Siempre empiezo a dormir boca abajo, aunque luego duerma en cualquier otra posición. Si es verano no tiene que haber ningún mosquito en la habitación o ya no pego ojo.

Necesito tener un reloj cerca, da igual que sea un día laborable o festivo, si me despierto a cualquier hora me gusta saber cual de ellas es por la mera necesidad de saberlo, aunque luego siga durmiendo.

Sea primavera, verano, otoño o invierno siempre me tapo la oreja con la sabana o manta para dormir, aunque al rato me destape del todo. Suelo levantarme entre las tres y las cuatro de la madrugada para visitar el baño, cosa que me fastidia muchísimo, pero es inevitable.

Cuando tengo algún sueño o pesadilla suelo recordarlo durante el transcurso del día, casi nunca al despertarme. Empieza con recuerdos fragmentados y acabo recordando perfectamente lo que soñé, normalmente siempre empieza cuando estoy haciendo alguna cosa que me recuerda de algún modo al sueño. Suelo tener sueños que me parecen reales como la vida misma, mis sentidos sueñan conmigo.

Tengo buen despertar, no soy de esos a los que no se les puede dar ni los buenos días, tampoco me cuesta demasiado levantarme de la cama y enseguida estoy en pleno funcionamiento.

He dicho.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Es increible lo diferentes que somos

Anónimo dijo...

Yo cuando duermo parezco un muerto: boca arriba y completamente quieta. Y del despertar mejor no hablemos... mi hijo ha heredado eso de mi marido y de mí: ¡vaya mala leche que gasta el pequeñajo! Besos celofán.

Silviqui dijo...

Uff Inés, yo tengo un amigo que duerme como tú. Lo jodido es que encima se cruza los brazos sobre el pecho como los Dráculas del cine en blanco y negro...y da un mal rollo!!! La última vez que se quedó dormido en el sofá de casa daba tanto yuyu y se movía tan poco que mi hermana y yo pensamos seriamente en ponerle una bombilla o unas flores secas y que empezase a formar parte de la decoración del comedor.