La noche empezó en buena compañía, Aretha Franklin, Jimi Hendrix, John Lee Hooker y otros ilustres estaban presentes allí donde miraras. Nos pedimos unas cervezas y el Eslovaco empezó a narrar las anécdotas acontecidas en su última visita a Eslovaquia. Me dijo que esperaba no tener que volver a marcharse otra vez, que aquello no le gusta, que echa de menos la comida, a su familia, a sus amigos y el Club Natación Sabadell ( es un deportista nato ), pero que ya se sabe que donde hay patrón no manda marinero.
J-vol ya había oído la historia por lo que decidió acomodarse y disfrutar de la música y las féminas que por allí pululaban, las había de todos los tamaños, edades y colores. Dando por acabada la historia del Eslovaco ( con dos cervezas ya empezaba a repetir la misma anécdota una y otra vez ) y notando que aquello ya empezaba a parecerse más a una fiesta alemana de la cerveza que a un bar donde conversar, salimos de allí para cambiar totalmente de ambiente.
Nos dirigimos a Barcelona y de camino tuvimos que parar para que J-vol cambiara el agua al canario ya que el chico tiene un problema de autonomía ( nada que ver con el Estatut ) y no pasa de los 20 kilómetros sin tener que parar a hacer aguas menores, en el cine si la película dura más de 90 minutos tiene verdaderos problemas para acabar de verla sin levantarse para ir al baño. Superado ese pequeño contratiempo llegamos a Barcelona y confirmamos que nadie se había ido de puente, estaban todos allí.
Nos metimos en un club ( hace tiempo hubiera utilizado la palabra discoteca, pero club hace el lugar más interesante ) donde cada vez que voy se confirma más mi condición de heterosexual, cosa que no tengo tan clara en el Eslovaco, que se miraba mucho a un chico que había en una de las barras y que a mí me recordaba a Miguel Bosé en su época de “supersuperman” y “vota juan 23” donde se lucía con aquellos bailecitos marcando culo y paquete, con el pañuelito de lunares en el bolsillo trasero del pantalón. En esos pensamientos navegaba yo cuando cambiamos la cerveza por el cubata de Jack Daniel´s y nos empezabamos a deleitar con la música de Mónica Naranjo, Raphael, Camilo Sexto, Village People...
En esta fase el Eslovaco se pone cariñoso, y empieza a interactuar con todo el que tiene a su alrededor sin hacer distinciones de lugar de nacimiento, edad, sexo, etnia, color, origen social, idioma, religión, filiación política, posición económica, orientación sexual, estado de salud, discapacidad, o diferencia de cualquier otra índole. Es el momento idóneo para largarse de donde estemos, ya que el chico puede resultar un verdadero peligro para su integridad física y la de los que le acompañan.
Decidimos volvernos a casa, no sin antes dejar que J-vol volviera a hacer una visita al baño, y llegamos sin más problemas, ya que esta vez no tuvimos que parar a mitad de camino.
El Eslovaco me regaló un recuerdo de Eslovaquia, un licor típico de allí y que tiene el interesante nombre de “ staroslovanská original “, lleva unas hierbas dentro y su volumen de alcohol es del 38 %. El día que lo pruebe intentaré no estar solo.
Espero que J-vol esté de acuerdo con mi versión de los hechos y ya sabe que en caso de no estarlo, tiene sus propios medios y su propio espacio para decir lo que le plazca.
domingo, 30 de octubre de 2005
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2 comentarios:
En un principio esa botella nos la teníamos que beber en tu casa, pero le saqué el compromiso de que sería en la suya, queda pendiente para el mes que viene, tengo un día de fiesta en las tareas de padre-marido.
Sólo añadiré que es todo cierto excepto que Miguel Bose´le cantase a juan 26 porque te has pasdo tres números...La próstata la tengo bien,pero ya sabes:doble de malta= a doble de pipí.Tengo un metabolismo aceleradoooooooooo.(No me vio la urbana en el descampado, espero, por lo tanto, que no me llegue foto y multa)
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